viernes, 6 de noviembre de 2015

Los 'piercings' en la boca pasan factura.




Según la revisión de 'American Journal of Clinical Dermatology', los 'piercings' en la boca causan numerosas lesiones bucodentales tras la colocación: inflamación, dolor, dificultades para hablar y masticar, alteración del gusto, sangrado, aumento de la salivación, infección y reacciones alérgicas al material. "Sobre todo cuando se inserta en la lengua, existe un importante riesgo de hemorragia, ya que este órgano tiene muchos vasos sanguíneos", apunta David Herrera, vicepresidente de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) y Profesor en la Universidad Complutense de Madrid.

Al cabo del tiempo, los adornos de la lengua y los labios también provocan otros daños como fisuras, abrasiones, pigmentaciones, úlceras, crecimiento exagerado del tejido cicatricial o depapilación, es decir, pérdida del triángulo de encía que hay entre diente y diente. En palabras de Herrera, "a largo plazo, empieza a acumularse en el piercing placa y sarro, se acumulan bacterias y se inflaman los tejidos de alrededor, lo que supone una causa de halitosis".

Además, continúa este especialista, "el trauma repeptido del piercing sobre la encía va a provocar retracción e incluso daño en el hueso que sujeta la diente. Esto hace que se pueda perder el diente. También los desgasta, los rompe... Los hace más sensibles".

Precisamente esta lesión periodontal es la que más preocupa a los odontólogos. Según un estudio publicado en 'Dental Traumatology', al menos un 35% de las personas con 'piercing' en la lengua o en los labios experimentan recesión gingival (pérdida de encía bucal) que, si no se trata, puede terminar en la caída del diente y "a veces, el daño es irreversible", puntualiza el doctor Herrera.

Los autores de otro trabajo publicado en 'Journal of Periodontology' ofrecen un detalle más y es que esta pérdida de encía empieza a observarse a partir de los dos años.

Los especialistas subrayan que la boca es un importante foco de infecciones donde residen millones de bacterias. Una perforación aumentaría este riesgo e incluso se propagaría a otras zonas del cuerpo (como ocurre con los abscesos en el cerebro). Cabe destacar, además, que el 'piercing' en la lengua dificulta la intubación endotraqueal en casos de traumatismo o intervenciones quirúrgicas.


Fuente : elmundo.es

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